Córdoba de la Nueva Andalucía, Argentina. Marzo de 2019. Su Majestad, el Rey de España, es el único que anda sin documentos en una ciudad sitiada por la policía con un operativo de seguridad obsceno. Asueto provincial, nadie sale de casa, las dueñas de la calle son las vallas y la policía que las ama. El motivo de esta parálisis: el 8° Congreso Internacional de la Lengua Española.
por Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporaneas (Secyt, UNC)
Como si fuera necesario, o acaso porque aún es necesario, el Rey ha venido a decirnos que hablamos su lengua. Su Real Academia nos pide que saquemos la lengua para seguir marcándola, cinco siglos después, con el sello de fuego de su idioma. Aprovechando pues que tenemos la lengua afuera, y mostrando esa marca como un tatuaje de nadie más que de nosotrxs, burlamos al rey y su real academia para participar de una movida enorme, fascinante, enérgica: algo que todxs llamamos “el contra-congreso” pero que se denominó “I Encuentro Internacional: derechos lingüísticos como derechos humanos”. En este evento hubieron participaciones de todo tipo: reflexiones teóricas, lecturas poéticas, intervenciones artísticas, ferias de editoriales independientes, actividades de revitalización lingüística, talleres de poesía, talleres de encuadernación, y mucho más. En el marco de estas jornadas, desde nuestro equipo de investigación “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC) participamos en un panel que denominamos “Ficcionar las lenguas”. Nos propusimos ahí analizar diversos modos de ficcionar y fricccionar las lenguas en un hacer imaginativo que se proyecta desde su materialidad lingüística hacia su potencialidad crítica. Ante el discurso hegemónico de los entes reguladores de la lengua y sus usos –entes que determinan y normalizan nociones y conceptualizaciones de las lenguas y sus orígenes, sus derivas, sus gramáticas y sus léxicos– nuestras intervenciones buscaron discutir esas teorías proponiendo f(r)icciones teóricas y poéticas que proyectan: otros orígenes fabulados de lenguas, otras filiaciones, otros órdenes sensibles, otras circulaciones y afecciones fronterizas que se preguntan por las implicancias de hacer pasar las lenguas por la pretendida lengua única, desarmando las formas por exceso, por contagio, por sustracción, por resistencia. En las versiones completas de estos textos perduran algunas marcas de oralidad propias del tipo de intervención. Quisimos dejarlas porque son las huellas de ese “encuentro” donde quedó claramente expuesto que nuestras bocas no dejan de ser el terreno de esa disputa por la lengua, felizmente irresuelta.
#ANALFABETO
La confabulación de la letra / Julia Jorge
La lengua se escribe con una letra confabulada. Lejana a su función comunicativa y dimensión estética, pero dueña de la memoria artificial y enclave de numerosos acertijos, la letra que anhelamos está entrampada. Fascinantemente entrapada, por cierto. Pero antes de darle lugar, quisiera diferenciar esta letra mala, de sus escrituras. Por un lado, la de una escritura facial que como han señalado algunos filósofos franceses, que nos mantiene en la ilusión del alfabeto. La escritura del rostro está ligada a siempre al fonema que sin dificultad hemos ligado a la anatomía: dentales, nasales, labiales, bilabiales, fricativas. A esta letra ligada con el cuerpo aun así la hemos considerado exterior: creemos fielmente en la letra-alfabética. El fonologismo nos ha llevado a no desconfiar de sus formas y tipos. Aprendidas de memoria, son representaciones de nuestras voces y nuestros gestos. La cara de la letra es cara de nuestra cara. Cierta identidad del rostro determina la identidad de la letra. ¿Cómo hemos conservado esta ilusión? Una serie de signos enfilados, sucesivos y siempre bien articulados unos con otros, sobre los cuales se las tildes, los signos de admiración y de pregunta danzan al ritmo de una canción establecida por un modelo. Trazos que escriben lo que decimos. Para comenzar a huir de esta ilusión, de las letras del rostro, jardín edénico de puntos y comas, habría que poner atención a la confabulación de la letra manual. Ella, nostalgia pérdida de poetas, reemplazada por el teclado y su música hipnotizadora, es la escritura de la visión y del trazado e involucra de un regreso a la inscripción. En este sentido, no quisiéramos hablar estrictamente de la letra de carta, cursiva o de molde, sino de una letra más personal, una que reúne el cuerpo y la herramienta en la gimnasia. Es decir, no necesariamente al manuscrito, sino al movimiento muscular de la escritura donde la mano toma el punzón o la lapicera para acariciar, deslizar, pinchar o sobrevolar una superficie, cualquiera.
(texto completo aquí #analfabeto)
#ARQUÍA FÓNICA
La fabulación del origen de las lenguas / Gabriela Milone
La lengua está adentro de la boca. La boca se abre y la lengua se expone. Adentro de la boca guardamos el origen de las cosas dichas. Un origen carnal, muscular, nervado. La boca: infancia e historia, potencia del habla en el decir y en lo dicho. J-P Brisset y Villamil da Rada: dos teorías del siglo XIX, situadas en Francia y Bolivia, respectivamente. En ambas podemos entrever un mismo postulado de base: el latín es una lengua artificial, no existe. No al menos como “origen” de nuestras lenguas. En cada lengua habita la arquía fónica que se expone en acto: el sonido es carne, encarnado. Estas dos teorías del origen de las lenguas son presentadas por ambos estudiosos como la Verdad de la que, si ellos lograran avanzar en sus investigaciones y alcanzar el reconocimiento de sus pares, todos y todas sacaríamos provecho. Lo que resulta interesante es que las ficciones teóricas de Brisset y Villamil serían de algún modo antibabélicas, en la medida en que afirman la unicidad de la lengua ya sea en su origen anfibio, ya sea en su pertenencia al aymará. Y al ser antibabélicas, también en algún punto podríamos pensarlas como anti-históricas, o mejor, anti-progreso: la lengua única no se ha fracturado, las lenguas no mueren, el latín como prima lengua no existe, no hay un principio ubicable en la historia que nos permita analizar nuestras palabras, ni el Sánscrito es la lengua madre ni el indo-europeo es la lengua virtual que se actualizaría en las raíces de nuestras lenguas históricas. Estas ficciones teóricas no comenzarían con un “en el origen” como un tiempo (más o menos delimitado) que habría que ir a buscar hacia atrás. Comenzarían con un “en el origen” situando el origen en presente, en cada boca que se abre. Y desde ahí habla con una lengua húmeda y altiplana, plena en lo alto de una historia otra hecha menos de evoluciones que de concomitancias. En cada boca, todas las bocas. En cada lengua, todas las lenguas. En cada hablante, todas las ranas. En cada palabra, la raíz del Edén.
(texto completo aquí #arquíafónica)
#BABEL
Los idiomas del Papa Francisco en su viaje a Temuco: primermundismos, tercermundismos y babelizaciones / Ana Levstein
La lengua expone la escena babélica, esa que pareciera ser la prueba de la aporía derrideana que reza: “no tengo más que una lengua, no es la mía”. En enero de 2018, en ocasión de la visita del papa Francisco a Chile y Perú, sucedieron acontecimientos lingüísticos-religiosos-culturales de relevancia. Uno de ellos, el 15 de enero, cuando el Papa envía un telegrama protocolar (firmado “Franciscus”) al pueblo argentino a través de su presidente, al cruzar espacio aéreo argentino en inglés, lengua geopolítica de la globalización, de la mundialización, del “primermundismo”. El otro, cuando el 17 de enero, sorprendió a los presentes en la Misa Por el Progreso de los Pueblos, en el aeródromo Maquehue (Temuco) dando la bienvenida en mapudungun, lengua que podemos pensar en clave “tercermundista”: “Mari Mari, Küme tünngun ta niemün” (Buenos días, la paz esté con ustedes“). “Quiero saludar de manera especial a los miembros del Pueblo Mapuche. Su suelo canta con tristeza. Hay injusticias de siglos”. Dijo también “Somos pueblo de la tierra. Estamos llamados al Buen Vivir (Küme Mongen) como nos lo recuerda la sabiduría ancestral del Pueblo Mapuche. “Paz” y “Buen vivir” en una economía lingüística-cultural, cuyo telón de fondo en los medios hegemónicos venía siendo desde enero de 2017 el presunto “terrorismo mapuche”, en la supuesta RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), las presuntas conexiones con terrorismos internacionales y la desaparición y muerte de Santiago Maldonado en un contexto de represión a cargo de Gendarmería Nacional. En estas perfomances babélicas, (inglés, latín, español y mapudungun) Francisco emplea idiomas que nunca le habrán sido tan ajenos, tan expropiados, hasta el punto de resultar imposible la asignación de límites sobre cuál sería, en este viaje, su lengua propia, su propia lengua. La lengua, aquello de lo que no se es su propietario sino, tan solo su rehén y testigo. Con el mapudungun Francisco escarba tercermundismos, en lo que Deleuze llama un “devenir menor de la lengua mayor o hegemónica” que, es todo lo contrario de un empobrecimiento, dando así relieve a la minoría mapuche, cuyo concepto no es cuantitativo sino cualitativo, intenso, guerrero, en su búsqueda de derechos al Küme Mongen, algo así como un Buen-Vivir de toda vida, sin excepción. El mapudungun se convierte, así, en la Homilía, en vector de una lengua poética, apelativa, que trasciende la estricta semioticidad cambista. Un verdadero saludo, salutación, salvación, que invoca los pueblos que faltan, la democracia por venir. Salvación del pueblo y de su lengua.
(texto completo aquí #babel)
#ERÓTICAINSURGENTE
Confabular un diccionario y crear comunidades insurgentes. El caso de Eam intra habes: veinte definiciones que no vas a encontrar en el VOX / Belisario Zalazar
La lengua puesta en movimiento discurre, produce discursos. Acontecimiento azaroso, el discurso circula con su pesada materialidad provocando efectos rizomáticos, novedades que chocan contra el universo más o menos rígido de lo ya dicho. El discurso nunca es uno, la lengua en acto es heterogénea, variada, polifónica. El discurrir es en sí desorden, malentendido, cruce, corte, discontinuidad. Inventariar un diccionario, normalizando los sentidos sociales al crear una ecuación entre un significante y un significado es uno de esos procedimientos de control del que hablé anteriormente. Este procedimiento no solo fija, establece, instituye, sino que selecciona, y por medio de esta operación excluye y prohíbe palabras y usos posibles asociados a esas palabras (los sentidos de un enunciado son el uso que un colectivo efectivamente “ejecuta”). Diccionarios como el Vox Latín-Español, o el diccionario de la lengua española de la RAE son parte de un cuerpo institucional constituido por un grupo de sujetos de carne y hueso con ideologías e intereses políticos y económicos particulares. En el caso del diccionario Vox, ideado para “atender las necesidades de los estudiantes religiosos”, la ilusión de continuidad y homogeneidad se logró inmunizando el vocabulario asociado a la lengua sexual y erótica. La carne, sabemos, es el territorio del pecado, la instancia profana que nos mantiene alejados de Dios luego de la Caída. Poemas latinos como los de Catulo, o aquel graffiti pompeyano que celebrara en su tiempo a un tal Narcissus por haber elevado el chupar pijas al nivel de arte excelso, no podían ni debían ser leídos en los espacios de enseñanza donde el Vox era una herramienta de conocimiento del mundo latino. Podemos hablar de una política del olvido por borramiento de segmentos del discurso social latino: la lengua del sexo y el erotismo. Diccionarios como el Eam intra habes son espacios confabulados, catalizadores de comunidades insurgentes. Como aquel que grabase en una pared pompeyana Narcissus fellator maximus, este diccionario que nos posibilita leer la riqueza erótica del graffiti, al mismo tiempo invita a leer, escribir y desordenar los espacios por los que la palabra o el discurso circulan. Escribir la ciudad. Calentar la lengua mediante la erótica insurgente puede ser el comienzo de una política de alta entropía discursiva.
(texto completo aquí #eróticainsurgente)
#INTRADUCIBLE
Dibujar el mundo: intraducibilidad de la lengua materna / Adriana Canseco
La lengua es nuestra lengua materna, decimos, cuando hemos nacido en ella, en el sentido en que nos hemos sumergido en su sonoridad desde antes del nacimiento. Y aunque no es posible remontarse al origen del lenguaje, si podemos saber con cierta certeza qué lengua fue el origen para nosotros. Barbara Cassin señala que la lengua materna, trae consigo “no el origen del lenguaje sino nuestro propio origen en él”. Pareciera, en tal sentido, que no hay nada más propio que la lengua materna, nada más íntimo y trascendental que nuestro ser hablante, la prueba viviente de la fundación de nuestra propia subjetividad en el lenguaje. En 2016, Silvia Katz, una reconocida artista salteña que lleva a cabo hace más de treinta años talles artísticos con niños de todas las edades en los que se mezcla el dibujo, la pintura, el relato, la poesía y la música, realizó con sus talleristas un proyecto muy particular. El libro en el que se publica al final de cada año la experiencia del taller se llamó Aquicito. Hablares y decires del tiempo del ñaupa y recoge, de primera mano, la experiencia de esos hablantes entre 5 y 13 años en su lengua materna, las formas dialectales propias, las de sus padres, abuelos y amigos. El resultado es un singular diccionario ilustrado de lo que los lingüistas llaman regionalismos definidos por los chicos y chicas del famoso Taller Azul. Cuando escucho mentalmente las palabras de Aquicito (las palabras que el corrector de idioma del editor de texto ahora mismo desconoce y denuncia en su anomalía) viene el deseo de escucharlas de nuevo de una voz humana, enhebradas al descuido en el habla cotidiana, en estructuras propias y singulares, con una entonación y una cadencia particular y tan íntimamente familiares que desarman cualquier voluntad analítica. Las palabras, las frases, están ahí, intraducibles en su amorosa sonoridad, insobornables en su rústica materia, en su doméstica calidez. Permanecen, sobre todo ellas, inapropiables cuando escapan al aplastamiento global de la lengua estándar, cuando a pesar de la olvidadiza urbanidad, vuelven a brotar desobediente y obstinadamente de generación en generación. Eso sucede cuando en la lengua materna nos permitimos traficar palabras a hurtadillas de la norma para ponerlas en el luminoso centro del idioma que nos toca y nos cobija en sus sonoridades, espontáneamente, más allá de nosotros mismos.
(texto completo aquí #intraducible)
#MEZCLA
Restos de una lengua en otra: fragmento, mezcla y extranjería enVivir entre lenguas de Sylvia Molloy / Paula La Rocca y Ana Neuburger
La lengua llamada materna ¿es la lengua de la madre, de la ciudad, de la patria? ¿puede negarse? cuando se abandona una lengua algo de ella queda filtrándose, permea todo lo que será dicho. No una, sino múltiples lenguas traman la vida fragmentada de Vivir entre lenguas de Silia Molloy. Allí se despliegan escenas de una vida desde la inquietud que sacude a aquellos que se encuentran tocados por más de una lengua: ¿en qué lengua soy? “The switching its effortless”, dice Molloy, la que viaja de una lengua a la otra como viaja entre sus épocas, sus afectos, sus hogares. De allí, el resto que queda es el del presente que se escribe, el que intenta retener en la lengua los cuadros de una vida. ¿Pero qué sucede cuando la infancia se encuentra atravesada por distintos idiomas? Partir de bilingüismo como forma de reconstruir una historia supone una lengua de apoyo, una lengua donde asentarse y desde la cual se forjan las demás. El bilingüismo también supone un aprendizaje y a la vez un cruce, una mezcla, un movimiento. Hay una lengua de la casa y una manera de sentirse en casa cuando se habla la propia lengua. Sucede igual que con esos nombres que devuelven a una época o las frases que traen desde el fondo de la memoria un afecto pasado; que acercan, fragilísimos, los recuerdos. Hablar una lengua es poner en palabras la vida singular, significar esas palabras con el contenido propio. Alardear, por ejemplo, de los yeites que nuestros padres ya no conocen pero que nuestros amigos celebran. Un “comadreo lingüístico” que retiene cierta ilusión de juventud. Pero qué sucede cuando el sitio de apoyo no encuentra precisión, cuando las lenguas trazan un vaivén desjerarquizado, cuando la mezcla señala el contacto pero también la contaminación. Las lenguas del sujeto bilingüe conviven en la mezcla, en la falta y en el olvido. Una sensación de extranjería las habita y a la vez una especie de abandono de lo familiar. La lengua propia es una mezcla, un entre lenguas cuyo placer es armar frases con palabras extranjeras o acercar, como rarezas, modismos de otras lenguas para ayudarnos a pensar diferente, como islotes de otra lengua que flotan en la conversación.
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#PORTUNHOLSELVAGEM
Ficciones entre-lenguas / entre fronteras / Franca Maccioni
La lengua del portunhol selvagem es un proyecto radical. En 2008, un conjunto de escritores y artistas reunidos en las playas imaginarias de Asunción de Paraguay, decretaron a esa ciudad “capital mundial de la ficción”. En ese mismo acto, redactaron una Karta-Manifiesto de Amor Amor dirigida a los entonces presidentes de Brasil y Paraguay, Fernando Lugo y Lula Da Silva, instándolos a quemar con fuego guaranítiko el contrato que regulaba los usos de la reserva Itaipú; contrato firmado durante dictaduras militares en ambos países involucrados y sin embargo aún vigente. La apuesta por derribar ese dique contenedor “de lucro mal aprovechado” se dirigía luego a la invención de una nueva usina, ya no eléctrica sino generadora de un fluir americano de ideas sin fronteras, que precisaba para ello, decían, una nueva lengua en la cual reescribir ese tratado y con suerte todos los que vendrían después: el portunhol selvagem. Esa lengua de alto voltaje poético armada de contrabandos migrantes en la que está escrito el manifiesto es también, a mi entender, la lengua de un proyecto mucho más amplio. Un proyecto, a la vez poético, lingüístico e hidráulico, digamos, cuya táctica punkpolítica no se deja asir fácilmente pero que es como mínimo contramoderna y contra-corriente. Lo que quieren, al parecer, es devorarse los restos vivos de la modernidad y devolverla contrabandeada, pirateada, migrada, transfronterizada. Pero lo que quieren sobre todo es devorarla y devolverla ya no sólo por la boca sino con el cuerpo entero; es decir, hacer que la lengua ya no sea “LA lengua Real” (académica, Estatal, literaria) sino de vuelta esa lengua-lengua, al mismo tiempo signo y órgano encarnado de estímulo oral y sexual, porque para ellos todo es cuerpo. El portunhol selvagem es ese invento translingual, híbrido, hídrico, carnal y desbordado cuyo mentor principal es Douglas Diegues. Es un delirio, sin dudas, y sin embargo quizás no sea nada arriesgado afirmar que lo mejor que se ha escrito en nuestro continente viene de una tradición de delirantes semejantes. Como dijera una vez más Diegues: “El portunhol [de los turistas] puede ser dulce [pero] El portunhol selvagem talvez seja mais trilce. Resumiendo sem conclusiones precipitadas: eportunhol selvagem es free.”
(texto completo aquí #portunholselvagem)
Julia Jorge nació en Santiago del Estero, Argentina, el 31 de Mayo del 1993. Licenciada en Letras Modernas por la UNC y becaria doctoral de Conicet. Se desempeña como adscripta en la cátedra de Hermenéutica, Escuela de Letras, UNC y como integrante del Proyecto de Investigación “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC). Ha participado de la publicación colectiva Figuras de la intemperie. Panorámica de estéticas contemporáneas (UNC, 2019, compilado por Paula La Rocca y Ana Neuburger).
Gabriela Milone nació en San Luis, Argentina, el 3 de noviembre de 1979. Doctora en Letras por la UNC. Docente de la Escuela de Letras, UNC e Investigadora de Conicet. Se desempeña como directora del Proyecto “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC). Es autora de Luz de labio. Ensayos de habla poética (ensayos, Portaculturas, 2015); Pensamiento filosófico y experiencias religiosas en la poesía argentina contemporánea (Tesis Doctoral, e-book, Secyt, UNC, 2014). Hector Viel Temperley. El cuerpo en la experiencia de Dios (ensayo, Ferreyra editor, 2003), escribir no importa (poesía, Hemisferio Derecho, 2016) y Las hijas de la higuera (poesía, Alción, 2007). Ha compilado los libros Violencia y método. De lecturas y críticas (Letranómada, 2014), La obstinación de la escritura (Postales Japonesas, 2013) y Variaciones Orfeo. El mito en la filosofía, la literatura, el teatro y la música (junto a Gabriela Simón, Eduvim, 2013).
Ana Levstein nació en Córdoba, Argentina, el 4 de septiembre de 1959. Doctora en Letras Modernas y Magister en Sociosemiótica. Docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación y de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. Autora de El don de don Quijote. Locura y deconstrucción (Fuelle del Sol, 2005, Córdoba) y Casandra: notas sobre la música y los límites del lenguaje verbal ( Revista RazonArte, México, 2012) entre otros ensayos sobre nuevas subjetividades y cultura contemporánea.
Belisario Zalazar nació en Salta, Argentina, el 15 de octubre de 1989. Licenciado en Letras Modernas por la UNC y becario doctoral de Conicet. Algunos de sus ensayos y artículos han aparecido en compilaciones y revistas digitales. Ha participado de la publicación colectiva Figuras de la intemperie. Panorámica de estéticas contemporáneas (UNC, 2019, compilado por Paula La Rocca y Ana Neuburger). Es integrante del Proyecto de Investigación “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC).
Adriana Canseco nació en Jujuy, Argentina, el 20 de febrero de 1979. Licenciada en Letras Modernas. Actualmente se desempeña como docente del Nivel Superior en Institutos de Formación Docente de la provincia de Córdoba. Se desempeña además, desde 2012, como editora responsable de la colección infantil “Cartón Pintado” de La Sofía Cartonera. Centro editor cartonero de la FFyH, UNC. Ha participado de las publicaciones colectivas Violencia y método. De lecturas y críticas (Letranómada, 2014) y de La obstinación de la escritura (Postales Japonesas, 2013). Es integrante del Proyecto de Investigación “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC).
Paula La Rocca nació en Córdoba, Argentina, el 29 de abril de 1989. Licenciada en Letras Modernas por la UNC y becaria doctoral de Conicet. Se desempeña como adscripta en las cátedras de Hermenéutica y de Estética en la Escuela de Letras, UNC y como integrante del Proyecto de Investigación “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC). Ha compilado (junto a Ana Neuburger) el libro Figuras de la intemperie. Panorámica de estéticas contemporáneas (UNC, 2019). Ha participado de las publicaciones colectivas Violencia y método. De lecturas y críticas (Letranómada, 2014) y Hacer. Ensayos sobre el recomenzar (Teseo, 2015).
Ana Neuburger nació en Cordoba, Argentina, el 15 de noviembre de 1988. Licenciada en Letras Modernas por la UNC y becaria doctoral de Secyt. Se desempeña como adscripta en las cátedras de Hermenéutica y de Estética en la Escuela de Letras, UNC y como integrante del Proyecto de Investigación “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC). Ha compilado (junto a Paula La Rocca) el libro Figuras de la intemperie. Panorámica de estéticas contemporáneas (UNC, 2019). Ha participado de las publicaciones colectivas Violencia y método. De lecturas y críticas (Letranómada, 2014) y Hacer. Ensayos sobre el recomenzar (Teseo, 2015).
Franca Maccioni nació en Córdoba, Argentina, el 3 de enero de 1986. Doctora en letras por la UNC y becaria posdoctoral de Conicet. Compiló, junto a Javier Martínez Ramacciotti, el libro Hacer. Ensayos sobre el recomenzar (Teseo, 2015). Ha participado de las publicaciones colectivas Violencia y método. De lecturas y críticas (Letranómada, 2014); La obstinación de la escritura (Postales Japonesas, 2013), Bajo el cielo estrellado (Alción, 2011). Se desempeña como adscripta en la cátedra de Hermenéutica en la Escuela de Letras, UNC y como integrante del Proyecto de Investigación “Perspectivas materialistas: un abordaje crítico de escrituras contemporáneas” (Secyt, UNC). Es editora de Prebanda Ediciones, junto a Julieta Cuervo y Javier Martínez Rammacciotti.