Wilson Alves Bezerra es el autor de Malangue malanga (30 poemas para ler no exílio), libro publicado por 16 cartoneras de 10 países, lideradas por el komandante-volador Gaudencio Gauderio, de Vento Norte Cartonero.
Dos preguntas de Douglas Diegues a Wilson Alves Bezerra
DOUGLAS – ¿Como percebes la literatura en portunhol nel ámbito latinoamericano atual, qué relevancia tiene para você, etc?
WBA – Desde que en Memórias Sentimentais de João Miramar, Oswald de Andrade se referió a un “hijo de pueta”, introduciendo a la vez el portuñol, el chiste y el goce, el portuñol quedó inscripto en el campo de la poesía y del chiste. A lo largo de los últimos cien años, hay poéticas distintas del portuñol: la de Horacio Quiroga, alegre en sus cartas a Monteiro Lobato y emotiva en los cuentos “Un peón”, “Los desterrados” y “Los precursores”. Poetas súper cerebrales como Haroldo de Campos se aprovechan del cruce de lenguas en las Galaxias (Lo que no quedó muy claro a todos sus traductores, que aplastaron al portuñol como a un coatí en el medio de la ruta). Particularmente me interesa mucho lo que hace Néstor Perlongher en un poema mágico como “Acreditando en Tancredo”. Nuestro querido Wilson Bueno con su Mar Paraguayo presenta las posibilidades del portuñol en la novela, y me parece que le sale genial. Hay quienes lo hacen de modo mucho más referencial, como el brasiguayo Fabián Severo, en sus poemas de Tierra de Nadie. Vos, mi amigo Douglas, es entre todos, el que quiere encarnar este verbo, convertirlo todo en portuñol, y me parece un gesto poderoso, con efectos distintos. Creo que el roce entre las lenguas en la periferia es un gesto que puede cobrar muchas significaciones; su potencia, sin embargo, nadie la puede negar: se notan la temperatura y las chispas.
DOUGLAS – ¿Poderia falar de tu nuebo libro Malangue Malanga, de tu portunhol nesse libro, etc e tal?
WBA – Malangue Malanga (30 poemas para ler no exílio) es mi inscripción en esa tradición, justo en el momento en que el aire de Brasil se hace cada vez más irrespirable. Justo cuando el país que se soñaba construir se ha hecho trizas. El sentimiento de luto se hace más fuerte y los poemas de Malangue Malanga dicen que nos lo perdimos todo: hay migrantes y desterrados por todos los 30 poemas, en fronteras nacionales, pero también en las sociales. Antes que se hubiera decidido que ese libro saldría por las cartoneras de todo el mundo (hasta la fecha son 16 cartoneras de 10 países, liderados por el imparable Gaudencia Gauderio, de Vento Norte Cartonero), escribí el poema 20, un homenaje a Ricardo Silva Nascimento, hombre que vivía en una calle de un barrio rico de S. Paulo, recogiendo cartón para reciclaje; lo asesinó la policía, bajo la luz del sol, sin razón, a la vista de la población. Brasil es el país de tiros y de muertes. ¿Qué puede el poema delante de la muerte y de la policía y del poder? El poema puede… decir. Malangue Malanga quiere ir más allá de la risa, porque es un momento de dolor este que vivimos. Mi portuñol, mi espanglish, mi desesperanto es chiste y pesadilla a la vez.
Dos poemas y un video de Malangue Malanga
V.
Topo com vos. Más allén de los 70 anos. Más allén de la corbatillera. Más allén de los muertos en el estádio. Cuando me decí que es la hora, yo topo. Y pienso que es la copa américa. Pero en el estadio hay partidas sin vuelta. El choque. Não estão jugando. És em sério. E no hay partido. El vuelo de los tanques, los aviones en el palacio. Palacios no va a jugar. Hace 15 años que no juega, desde o 99. Alguien me diz, que dizem, são dieziciete. Sem brincadeira. Los palacios em chamamé. A gente pela caje, pelo mundo, pelo mar. E penso: dançamos. Bailamos e nos fudimos. Dónde fue que nos lo perdimos? Allén del sueño, del cambio, quando fue que se tiró el carro al pântano, la bala al crânio, quando se fudió o país e o presidente? Anteolhos atónitos, anteojos: cabeça destroçada, antagónicos, los últimos versos que te escribo, a las cinco de la tarde. Confio que es la hora, pero es la hora de los Hornos. La cordillera tem color ratón. Ratão pelo cu dos torturados, más allén de la cordillera que ainda les vão meter por cu. Choque do fusil, no hay guerra civil, mi general mata a geral, e más allén de e até o Jarra. O meu general não suportava a gente. Mi general quer cacete ao culo. Me pregunto: quem vai ao cu do general? No hay partido y topo com Palacios. Me mira, sus olhos de fuego. Atira, sus balas non doces. Palacios nos tiene fríos. Adónde vamos a irmos, irmãos? Adonde vamos a fugarnos, fugir-nos? Y el presidente parte num caixón. Topo com vos. Quien soi, guevón?
VI.
La integraçõm latino-americana tendría que ser por el portunhol, me decía el cura de Cariacica. Y yo no lho entendía. Lhe preguntaba, le pregunbata y su porca la tuerca torcía. Mientras bebe a onça o agua, e lhe abocanhaba al pernil la bunda, dirro dixit: la integraçom es la contribuçom de una y de otra parte: “ustedes entram com la ón, e nós com la ão. Em el espacio mismo de las discusión, a gente se entiende. Con fusión es que o caldo hay de nascer. Um lenguaje pan-tanino, de la piel de lengua al cuero de las lenguas, un portunhol sin esperantos, sin esperanças, sin demoras.” Así dirro dixit el cura. Manifiesto modernista a esas hora? – a cotorra comunista da cacerola em agonía – me lhos pregunta. – Que lenguas habla, la mulata de Maracaibo, la prieta de Santiago de Cuba, el neguinho de Salvador y la polaca de Pomerode? Muy muchas, me contesta o Quixote. Cada um fala a língua que pode, e não se entende mesmo assim. Com as mezcla das mistura, ai sempre algo que se diz, algo que se perde, algo que se gana, algo que se desenganará. Ou es que querei falar em inglês, esperanto e latim, guevón? O maçarico vem do norte, e vai cortando cielos grises y grisalhos. Passarito de lo caraglio, que línguas falará? – A língua de los passarinho. Como lo sabemos desde el niño: que lenguas falharão.
Wilson Alves-Bezerra, nació en Sao Paulo, Brasil, en 1977. Es escritor, académico, traductor y crítico literario. Ha publicado, entre otros libros, Vertigens (2015), O pau do Brasil (2016), Exílio aos olhos, exílio às línguas (2017), O pau do Brasil – edição expandida (2018), Malangue Malanga (30 poemas para ler no exílio) (2019).